domingo, 4 de diciembre de 2016

Domingo 4 de Diciembre, 2016

Sigo extrañándolo demasiado. Sigo pensando que estaría mejor con él aquí. Sigo con la pena discapacitante. Eso si, de manera diferente. Puedo sentir mi pensamiento madurar, todos los días estoy un poco más cerca de tener una idea clara de lo que está pasando en mí. Aunque sigo muy lejos.
Me gusta caleta la atención, como que me di cuenta que la busco caleta. Últimamente he subido muchos dibujos y hasta una selfie, mi cuenta de instagram es una obra de arte como las que me gustan, estoy orgullosa de ella, si la viera desde fuera creo que creería que es interesante. Pero casi no lo hago por mí; subir mi arte me hace sentir bien por sí, como que avanzo, pero más que nada me gusta la atención. Me gusta saber que entre 30 y 40 personas se tomaron el tiempo de dar el like. Qué tonto es, lo repudio, no significa nada y aún así me haría sentir tan bien tener más likes y más seguidores, o que alguien dijera "hey, me gusta lo que haces" o "te admiro" o "hablemos más" implicando que valgo la pena. Eso siento últimamente: que no valgo la pena. No valgo, para el Jota por lo menos, intentarlo una vez más. Imagino que no debo ser muy bonita si logró verme varias veces sin que le provocara algo lo suficientemente poderoso como para iniciar una conversación, o un saludo cargado del cariño representativo de lo que alguna vez sintió por mi. Y si mi cara no logra hacerlo razonar, tampoco el hecho de que lo busco, de que dejo pasar prudentemente los días para alfin preguntarle cómo está, cómo le ha ido, con todo mi amor, mi humor, te ayudo en matemáticas, si no quedas en la u, no importa, todo va a estar bien, siempre estoy por si necesitas algo, ni eso, le resbala, igual le hubiese dado si me hubiese comportado como una desgraciada cualquiera, te pego el chute y chao pescao, sal de mi vida, no me importas, como si nunca me hubieses importado, tú estarias igual, en tu casa jugando smash o tetris, las mismas penas estarías pasando por que lo qué yo haga nunca te va a mover un pelo, nunca lo hizo. No soy lo suficientemente valiosa como para ocupar un espacio en tu mente, nada más lo que te tubo mal y enojado en un momento fue el orgullo de que te patié, solo tu y tu orgullo caben en tu cabeza.
Y encuentro que eso es algo súper malo (nada que no te perdone), pero nada mas se puede esperar, hoy día, nada más. Las comunicaciones, y, perdón que me ponga política, el auto-enriquecimiento, crean gente como tú. Tanto queríamos ser la excepción de esa regla, pero me fallaste (por que quisiste fallarme). Dicen que se aman, publican que se aman, hacen todo para demostrar que se aman y ellos mismos lo creen. No se aman. No pueden hacerlo, todo y todos les han enseñado a no amar. Entregar algo más de lo necesario sería una autodestrucción. Conservar la dignidad, siempre seguir con orgullo, es más importante que cualquier sentimiento. Sigue el protocolo: nunca cambies por alguien, compórtate según el tipo de relación, da lo que recibas (ni más ni menos), y cuando acabe, fue bueno, ahora es una competencia: quien cae más bajo pierde. Por otro lado, puedo conseguir a otro como tu con facilidad. Y me enamoraré igual de rápido como me enamoré de ti: mi nuevo acompañante va a ser único, igual que tú, me va a dar lo que recibo, igual que tú, y tendremos diferencias... igual que tu y yo las tenemos. Por qué me esforzaría en conservarte? Por qué cualquiera lo haría? Obvio que no, nadie lo haría. Si nadie nunca se entrega, nadie nunca se detiene, nadie se sale de el ciclo. Y estoy en un problema, por que yo no estoy en el ciclo. Te entregué más de lo que debí, caí bajo, pero está bien. Está súper, por que te amé.
Y llegué a esa ridiculez a la que creí que nunca iba a llegar, pero escribir lo que realmente quiero decir me relaja. Me oprimo siempre a mi misma para no ser así de cursi, para conservar lo racional, suprimir lo no-fundamental, lo no-productivo... lo emocional, lo que da verguenza, lo que no se muestra por que hoy se ve como vulnerable, extremadamente sensible, pero yo estoy orgullosa de esa parte de mí, que es lo que me hace a mí y a todos más humanos. Me encanta sentir, sufro, pero sufriré de todos modos: ya he nacido así. Me encanta aprovechar estas emociones que Dios me dio, sentir y no pasar rápido por la vida. Por tí vivo esperando que pasen los días para que llegue el momento de que me des otra oportunidad, por eso apreto contra mí los pocos momentos en que puedo sentir algo de esperanza, en los que parece que la felicidad que me diste está cerca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario